Centro.-

Me calmé, volví a mi centro: volví a odiar a todo, volví a odiar a todos. Llegué al punto de volver hacia mi escencia. De calmarme en mi casa, en mi pieza, en mi cuarteque, que el computador aguanta mucho, que la cama es blanda, que la tele se apaga hasta que yo lo diga, o cuando mi sueño me obligue. La nicotina es la única que me controla, ya se me pasará cuando comience a ejercitar mi rodilla, eso es un pretexto para bajar la ponchera: todo baja menos la ponchera. Hasta las ganas bajan, hasta la vorágine baja. Es bueno cuando todo baja al subsuelo.-

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